La importancia del reciclado: «El plástico es un recurso, no un residuo»

"El plástico por sí mismo no contamina, los que contaminamos somos los usuarios", remarcó el empresario Gabriel Bourdín. Remarcó la importancia del reciclado y de las fuentes de trabajo que se pueden genera

En el Centro de Innovación del Parque Industrial de la capital la Fundación Petropack junto a ECOPLAS (Entidad profesional especializada en Plásticos y Medio Ambiente) llevaron adelante las primeras jornadas de capacitación «Plástico y Medio Ambiente. Separación y Reciclado» declaradas de Interés Provincial.

Estas primeras jornadas estuvieron destinadas a capacitar sobre el destino posterior al consumo del plástico, la concientización, el impacto en la economía de la reutilización, reciclado, recuperación, como así también la generación de energía a través de sus residuos.

Al respecto, el presidente de Petropack, Gabriel Bourdín, remarcó que «esto es parte de una iniciativa que tiene la empresa con ECOPLAS, que es una ONG que trabaja desde hace más de 20 años difundiendo los alcances que tiene al plástico. Es un material noble que se puede reciclar cuantas veces sea necesario. Argentina tiene índices alarmantes de falta de reciclado y en el posterior uso».

«Al problema lo tenemos en nuestra ciudad de Paraná, que es un fiel reflejo de lo que significan los residuos quemados a cielo abierto, que es la mayor fuente de contaminación en el mundo», expresó.

Destacó que «en Argentina se reciclan sólo el 5 por ciento no sólo del plástico, sino de todos los residuos sólidos».

Y precisó que sólo el 24 por ciento de los envases plásticos de uso doméstico se recicla. «Tenemos mucho camino que recorrer, porque en países europeos y centrales, el reciclaje llega prácticamente al 95 por ciento. Es decir que toda esta economía que llamamos circular, podría dar muchísimo más empleo de lo que da hoy en argentina, que son 50.000 personas. Creemos que en el corto plazo se puede llegar a 100.000», refirió Bourdín.

«Las plantas de reciclaje del país están faltas de materia prima», dijo y puso de relieve la importancia de la separación de residuos sólidos y húmedos.
Pidió «desmitificar el uso del plástico», al tiempo que recalcó que «esta industria crece por encima del PBI de los países. Sigue sustituyendo una gran cantidad de envases y lo vemos en la industria automotriz, el agro y la construcción».

Resaltó al respecto que «el plástico por sí mismo no contamina, los que contaminamos somos los usuarios. Este elemento no tiene sustituto, pero parece que hay algunos gobiernos o administraciones municipales a las que les parece que con la prohibición no se va a contaminar. Con las prohibiciones se contamina mucho más. Nosotros vamos por la posibilidad de separar la basura». Y destacó que incluso con lo que no se pueda reciclar se puede generar energía». Y definió: «El plástico, como otros materiales, es un recurso y no un residuo».

Plástico reciclado para reemplazar el cemento del mundo

Dos jóvenes mexicanos han desarrollado el polycrete, un material de construcción que se hace con polímeros sintéticos reciclados y que sustituye al cemento convencional

Imagina que la botella de agua que bebes diariamente terminara convirtiéndose en el techo de alguna persona en vez de ir a parar al mar. O que la última prenda de fast fashion que compraste se volviera el muro de una casa y no una pila de desechos en la basura. Estas son algunas de las ideas que inspiraron a Daniel Mata Martínez y a Francisco García Luna para crear polycrete, una mezcla química de concreto y polímeros sintéticos reciclados que sustituye al cemento tradicional. “La importancia de utilizar estos productos es para sustituir los materiales convencionales, porque derivan de una materia prima y de una producción muy contaminante”, asegura Daniel Mata Martínez, quien estudia la licenciatura en Creación de Negocios e Innovación Empresarial en Monterrey, México.

Si se considera que en México se producen 44,9 millones de toneladas de cemento convencional al año, según datos de 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y que por cada una de estas toneladas se emite un total de 770 kilogramos de CO2, el polycrete se ve como una opción más sostenible, pues no utiliza los mismos métodos para ser producido y está compuesto en su mayoría por polipropileno, polietileno y PET, que pueden ser encontrados en botellas de plástico y productos textiles. “Al estar compuesto por materiales reciclados, podría desviar muchas toneladas de textiles de rellenos sanitarios y darle una segunda vida a productos que se consideran basura, además al utilizar éste material también se podría reducir la producción de concreto normal que como los polímeros, tiene un fuerte impacto ambiental al momento de su producción”, afirma Martín Sánchez Gutiérrez, coordinador de Sostenibilidad en la Universidad de Monterrey (UDEM), institución donde nació el proyecto.

“Consideramos usar estos productos [residuos plásticos] no como una alternativa, sino como una necesidad y obligación. Nos preocupa la situación ambiental que vive Monterrey, que es la ciudad más contaminada de América Latina desde hace ya varios años, y encontramos el impacto negativo que genera la industria de la construcción, desde la explotación de la materia prima, la transportación, la producción, el envío y la construcción”, señala Daniel.

Actualmente, en el país se construyen un millón de viviendas al año, de las cuales más del 60% son casas tipo autoconstrucción donde se emplean, dependiendo la región, el block gris o el ladrillo de lama, ambos materiales contaminan en sus procesos, en su vida útil (al no mitigar el calor o el frío al interior de la vivienda y obligar al uso de electricidad buscando un confort térmico adecuado) y en la disposición final del mismo, pues no se puede hacer mucho con los escombros. “Los materiales que se emplean en la construcción en México distan mucho de ser sustentables, sobre todo si consideramos que para que la sustentabilidad sea real deberá cuidar y equilibrar los aspectos sociales, ambientales y económicos”, dice Luis Enrique Flores, académico investigador del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Y polycrete, al igual que otros esfuerzos que han surgido de universidades y centros de investigación, quiere llegar a ser un material totalmente sustentable, cuyo impacto positivo sea dejar de contaminar: “El beneficio que estamos logrando es desde la recolección de los plásticos para limpiar calles, ríos y mares, hasta una producción menos contaminante que la convencional y una construcción más limpia porque no deja escombros”, afirma Mata Martínez.

En el Instituto Tecnológico de Villahermosa rocapet fue concebido bajo esta misma idea. Este concreto hecho a partir de residuos sólidos también inició como un proyecto de investigación en las aulas de la universidad y actualmente se ha constituido como una empresa. “La idea nace de la problemática de la gestión de los residuos sólidos, la manera de incorporarlos a la industria de la construcción, y por la explotación de arena y grava, pues estos materiales representan la segunda materia prima más explotada en el mundo solo después del agua”, dice Ernesto López de la Cruz, estudiante de Ingeniería Civil del Instituto y creador de rocapet.

“Queremos cambiar la forma en que se crea la infraestructura en el mundo, haciéndola de manera sustentable, combatiendo al continente basura y la erosión de la tierra. Además de que en una segunda fase buscamos encontrar las estrategias para otorgar empleos dignos a las personas que se dedican a la recolección de residuos. De manera que pretendemos ser un empresa social y ambientalmente responsable”.

Para Ernesto, lo más difícil a lo que han tenido que enfrentarse es a la cultura de la población, pues considera que “a pesar de que hay muchas campañas de información ambiental, nos queda mucho trabajo por hacer de manera cultural en México y Latinoamérica”.

Siete de cada diez españoles separan sus residuos plásticos en el hogar

Según una encuesta de OCU, el 69% de los españoles asegura separar los residuos plásticos de forma sistemática en casa, frente a un 8% que nunca lo hace. El resto confiesa separar pero no hacerlo de manera estricta.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una encuesta a 1.219 españoles de 18 a 74 años para conocer hasta qué punto los consumidores están implicados en el reciclaje y conocer los hábitos y las percepciones que tienen sobre los envases de plástico. Así, el 69% de los españoles asegura separar los residuos plásticos de forma sistemática en casa, frente a un 8% que nunca lo hace. El resto, un 23%, confiesa que, aunque sí separa, no lo hace de manera muy estricta.

Entre los motivos más frecuentes para no separar residuos domésticos o de no hacerlo mejor, está el de tener que disponer de demasiados cubos específicos en casa y que los contenedores colocados en la calle se encuentran lejos de la vivienda.

De entre los 6 países europeos que han participado en este estudio (Bélgica, Italia, Portugal, Croacia y Turquía), España es uno de los que cuenta con una mayor conciencia del gran impacto que tienen los residuos domésticos en el entorno: el 92% de los encuestados reconoce que los plásticos son un problema para el planeta y el 82% cree que es importante un buen comportamiento desde el punto de vista ecológico.

Pero a pesar de estos datos, según OCU, el aspecto ambiental no es el criterio principal por el que los consumidores españoles se rigen cuando van a comprar productos envasados como comida, detergentes o productos de higiene. La reciclabilidad, la posible reutilización y la ausencia de sustancias contaminantes influyen en la decisión de compra, pero solo moderadamente. Siguen primando la calidad y precio.